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La confirmación de una política criminal

Boletín informativo, 8 de agosto de 2024

Las personas hacen fila para comprar pan en una panadería parcialmente derrumbada pero aún operativa en el campo de refugiados de Nuseirat en Deir al Balah, Gaza, 4 de noviembre de 2023. © 2023 Ashraf Amra/Anadolu via Getty Images

El ministro de Finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, ha dicho que matar de hambre a la gente de Gaza podría estar "justificado y ser moral".

No, y no. 

Las leyes de la guerra son claras en este caso. El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional dice que matar de hambre intencionadamente a civiles "privándoles de objetos indispensables para su supervivencia, incluso impidiendo deliberadamente el suministro de socorro" es un crimen de guerra.

Los comentarios de Smotrich de esta semana han provocado la condena internacional -con razón-, pero no es la primera vez que un funcionario del gobierno israelí dice algo así. Otros altos dirigentes han hecho declaraciones similares desde el comienzo del asalto israelí a Gaza tras los ataques del 7 de octubre.

Al principio, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, y el ministro de Energía, Israel Katz, hicieron declaraciones públicas en las que expresaban su objetivo de privar a los civiles de Gaza de alimentos, agua, combustible y electricidad. 

El Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ya el 19 de octubre dijo que Israel no permitiría la entrada de ayuda humanitaria "en forma de alimentos y medicinas" en Gaza a través de sus pasos fronterizos "mientras no se devuelvan nuestros rehenes."

Por eso, cuando el ministro de Economía Smotrich dijo esta semana que "nadie en el mundo nos permitirá matar de hambre a dos millones de personas, aunque pueda estar justificado y ser moral para liberar a los rehenes", no fue una sorpresa. De hecho, fue más bien un recordatorio de la política actual del gobierno.

Ya hemos hablado aquí del uso que hace el gobierno israelí de la inanición como arma de guerra y castigo colectivo en Gaza desde octubre. Hemos destacado las órdenes jurídicamente vinculantes del Tribunal Internacional de Justicia, que exigen a Israel que permita la prestación de servicios básicos y asistencia humanitaria. También hemos analizado los ataques militares israelíes contra trabajadores humanitarios.

En todo momento, hemos subrayado una y otra vez la falacia del intento de Israel de justificar la inanición masiva como respuesta legítima a los ataques dirigidos por Hamás el 7 de octubre. Sí, tomar a civiles como rehenes es un crimen de guerra (al igual que otras atrocidades cometidas en esos ataques), pero también lo es matar deliberadamente de hambre a civiles. Dos errores no hacen un acierto.

El devastador impacto de las restricciones israelíes a la ayuda humanitaria a Gaza continúa. En su último informe del lunes, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) informa de que los casos de desnutrición aguda entre los niños del norte de Gaza han aumentado más de un 300% de mayo a julio.

Nadie necesitaba el recordatorio de Smotrich. Todo el mundo conoce la política de Israel. Y la catástrofe humanitaria que está causando es evidente.

La única pregunta es: ¿cuándo presionarán en serio los aliados de Israel al gobierno israelí para que ponga fin a esta política?

 

 

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